¿Qué es EUSA?

El Método se llama E.U.S.A. y literalmente significa "El Universo Se Acomoda".
Esta fue la primera impresión que causó en los que empezaron a practicarlo. Veían que todas las circunstancias - incluso externas - se acomodaban para que sus deseos se realizaran. Más tarde comprendieron que las oportunidades que parecían aparecer mágicamente, habían estado siempre allí, en realidad, esperándolos. Pero que ahora podían registrarlas y aprovecharlas.

En efecto, quien siente que algo que siempre soñó está finalmente por ocurrirle y se siente merecedor de ello, está en condiciones de registrar esas oportunidades que el Universo siempre brinda atodas las personas. La Providencia es como el agua de una canilla.
La fe consiste en abrir la canilla sabiendo que va a salir agua y el agua sale, porque ya estaba allí, esperando que la persona la abra.

Este método conciste en tres pasos muy sencillos, que están explicados en el libro "Todo deseo se Cumple", y que cuenta además con ejercicios prácticos.
Para aquellos que necesiten hacer una profundización de este método, puede participar de los cursos intensivos, donde el autor y un grupo de colaboradores hacen un seguimiento personalizado.






La realidad puede ser un deseo aconteciendo

El  muro de Roma era un símbolo de lo inquebrantable. No habían podido con él los Bárbaros en ninguno de sus ataques y había resistido incluso el embate de los cañones. Esa historia sustentaba con razón la mítica creencia de que el muro era indestructible. Aunque ya nadie lo creyera por haberlo constatado sino por la costumbre de pensarlo así, cuando alguien necesitaba un ejemplo práctico de  algo inamovible o una imagen de algo inmodificable, apelaba sin dudarlo a esa imagen mental instalada en la gente.
Todavía recuerdo la agitación que provocó en Italia la noticia de que el muro de Roma estaba siendo derribado por la acción de una pequeña hierva. Las semillas de esta hierva estaban adentro del muro y se calculaba que habían permanecido en la argamasa durante siglos, antes de que llegara a ellas la humedad suficiente para germinar. Pero finalmente las raíces de esta pequeña y  frágil plantita estaban derribando el muro desde adentro.
Lo que me llamó la atención fue que hasta unas horas antes de que el fenómeno empezara a notarse los que pasábamos por allí veíamos un muro estático, mientras que “la realidad” era que se estaba moviendo, estallando. Nadie se había percatado del crecimiento de esas pequeñísimas semillas y de cómo su deseo de crecer se estaba abriendo paso entre piedras tan duras y pesadas.
Este recuerdo me trae a la mente otro, cuando junto a unos amigos músicos observábamos el Muro de Berlín. En esa época nadie parecía sospechar que un día pudiese ser derribado. Se nos ocurrió que debíamos hacer una canción que hablara de los   pájaros que surcaban el único  cielo, sin muros; de los peces y demás animales; de las plantas y los aromas de las flores, en fin, de toda la vida que quería salir y entrar, errabundear, habitando el espacio libre, contradiciendo, negándose a creer en “la realidad” del muro. Mientras tanto “la realidad” parecía ser esa altísima barrera tan perfectamente custodiada por guardias insobornables.
Mirábamos el muro como algo así-ahí-para siempre. No percibíamos que  ese muro  estaba siendo construido y a la vez des-construido. Cada vez que se mataba a un ser humano por querer cruzar se estaba matando también –un poco más- la sustentabilidad del muro. Cada intento de fuga desnaturalizaba, des legitimaba, volvía a desacostumbrarnos a la idea de un muro definitivo, nos permitía seguir concibiendo su desaparición, lo cual fue mucho más importante que  las topadoras.
Solemos llamar “la realidad” a una suerte de “afuera inmodificable”, a una suerte de  muro ante el cual sólo cabe estrellarse o resignarse. Cotidianamente se re-instituye este imaginario social, según el cual “siempre fue así” y por lo tanto  “siempre será así”, mediante expresiones tales como: “Es lo que hay”, “sería muy lindo pero… la realidad es otra”; “sé realista”; “tenemos que adaptarnos a las posibilidades reales”; “no te queda otra”…etcétera
Esta imagen internalizada de “la realidad” como afuera inmodificable opera como una profecía que se auto cumple: Si nada va a cambiar ¿para qué habría de intentarlo?; si ya se probó que no era posible ¿qué sentido tendría volver a probar?. “Mejor será que trates de acomodarte lo mejor que puedas en lugar de pasarte la vida queriendo cambiar las cosas”..
Muchas veces  esos recaudos que toma el individuo: acomodarse, conformarse con pasar el rato, no concebir ninguna opción diferente, etc., impiden efectivamente el descubrimiento de nuevas opciones. Luego la constatación de que “todo sigue igual”  refuerza la creencia generalizada de que nada podía haber ocurrido y que “la cosa ES así”.
Parece difícil concebir lo contrario es decir que nada “es” así sino que ¡todo está aconteciendo!.
Y sin embargo sabemos que todo está  siendo provocado en este mismo momento. Esta piedra “es” así porque se está haciendo así, está deviniendo así-aquí, gracias a la temperatura la humedad y la presión de este lugar. Si esas variables cambiaran en lugar de estar siendo piedra (fría, dura) podría estar siendo lava (líquida e incandescente) o arena. Y aún dentro de las variables que la configuran como piedra podría estar siendo hormigón armado; pisa papeles, una pequeña escultura, etc. 
Con más razón podríamos decir que  todos los hechos sociales como el desempleo, la inflación, la mala o buena distribución de las riquezas,  los avances científicos o cualquier otra serie de acontecimientos, están  siendo provocados, decididos, producidos – en este caso por  personas-, y podrían por lo tanto no ocurrir u ocurrir de otro modo. ¿En qué medida cada persona está siendo configurada por otros y en qué medida puede incidir en la configuración de sí misma?
También nuestro cuerpo está aconteciendo, las células se renuevan constantemente al punto que dejamos de tener un cuerpo y adquirimos otro. Estas sucesivas “reencarnaciones” son innumerables oportunidades de cambiar, de mejorar nuestra salud, nuestro vínculo con nosotros, con los otros, con el entorno. ¿De qué depende lograrlo?
La vida es una metamorfosis, vivirla consiste en devenir ese totalmente otro que ya somos. Para ello es preciso romper el oscuro capullo de nuestras creencias paralizantes, emprender el vuelo multicolor de nuestros infinitos deseos. Hay un campo soleado y un cielo infinito esperándonos pero no lo sabemos. Por eso cuando creímos que podíamos ser ese totalmente otro, cuando decidimos emprender ese vuelo, tuvimos la impresión de que El Universo Se Acomodaba a nuestros deseos aunque en realidad éramos  nosotros quienes habíamos  empezado a vibrar concordantemente con él.
El método EUSA nos ayuda a dudar de la certeza de que nada puede cambiar, de que algún deseo es inalcanzable, al menos para nosotros. Luego nos ayuda a concebir ese deseo y a nosotros mismos alcanzándolo. Finalmente nos ayuda a alcanzarlo y a naturalizar ese mecanismo hasta volverlo un modo cotidiano de estar siendo.
A partir de varias experiencias, -las que cada uno necesitó para consolidar su propia fe-, la profecía se volvió positiva: ahora vemos que el afuera es un universo acomodándose a nuestros deseos. Y los recaudos que tomamos al creer que algo va a cambiar, parecen provocar ese cambio; esa nueva realidad.

Del peor pasado puede extraerse un mejor futuro

Es una tarde de marzo. El director de la unidad penal Nº 15 acompaña al empresario Carlos Barrese a recorrer las instalaciones y mostrarle las actividades que allí realizan los internos. Unos momentos antes Carlos Barrese había presentado su último libro: “Cárceles, el día después” a unos 60 internos que concurrieron al Salón de Actos del Establecimiento. Cada una de sus palabras caló en los oídos atentos. Sólo él podía llegar tan directamente a esos corazones, con una historia en la que podían descubrir una llave, una huella por donde encaminarse hacia la libertad. Esa historia es su propia vida, desde su nacimiento: “Nací en un reformatorio y estuve allí hasta los 18 años”. “En los 8 meses que pasé en la calle hice de todo y así empecé, eso me costó pasar la mitad de mi vida en las cárceles”. “Conocí Caseros, Devoto…” y prácticamente todas las cárceles dependientes de la Provincia de Buenos Aires. Luego de 30 años preso, tomó una decisión: no volver a una cárcel nunca más y “buscar el progreso”.
El hoy ex interno Carlos Barrese, entonces conocido como “Carloncho”,  no tenía familia “tuve que progresar por amor propio. Yo salí sólo del encierro” les decía a la audiencia, “Ustedes tienen seguramente hijos, padres, otros por quienes salir adelante y seguramente una vida difícil”.  El en cambio debió tomar sólo esa crucial decisión. Viajó a Nueva York donde aprendió el oficio de pizzero. Hoy es un empresario exitoso en la ciudad de La Plata, tiene pizzerías desde hace varios años. Escribe libros sin fines de lucro y visita las cárceles para que los internos privados de su libertad  tomen su misma decisión: “Yo escribo con el corazón para que ustedes se sientan identificados. Si no me creen a mí, crean en sus familias, si no tienen que comer coman mierda pero no vuelvan a las cárceles..”, les dice.
El director de la Unidad penal 15, Inspector Myr Mario Vargas, conoció a Carloncho en la Unidad penal Nº 6 de Dolores donde cumplía funciones muchos años atrás. Ahora se siente orgulloso de presentarlo a los internos y pedirles que aprovechen esta singular experiencia : “su vida es una demostración de que cuando se quiere se puede…¡sepan aprovecharlo!!” les pide.
Hay innumerables casos de personas, -la primera que me viene a la mente es la de Charles Chaplin-,  que a pesar de haber tenido una infancia desgraciada pudieron realizarse e incluso volverse protagonistas de la historia de todos. “La vida podría ser hermosa si no tuviésemos miedo” le dice Chaplin a una jovencita en una de sus películas, dándonos así una clave importantísima:  En muchos casos el mayor obstáculo para que la vida sea hermosa solemos ser nosotros mismos.  Pero ¿cómo dejar de ser ese obstáculo? ¿porqué mucha gente queda “programada” para replicar indefinidamente su pasado?.

Hay acontecimientos pasados que no quedan atrás nuestro: ni allá lejos ni hace tiempo. Siguen adentro nuestro, como fantasmas interiores, dándonos órdenes, felicitándonos cada vez que obedecemos esas órdenes, provocándonos malestar cuando intentamos desoírlas. A menudo esos mandatos resultan ser perjudiciales, nos dificultan la tarea de hacer nuestro propio camino, el de nuestros verdaderos deseos. Nos mantienen sujetados al deseo ancestral de aquellos parientes, de aquellos vecinos, de aquellos adultos significativos que nos legaron sus culturas, sus valores, sus creencias, sus miedos…sus proyectos. Afortunadamente nos tuvieron en cuenta pero desgraciadamente sólo nos tuvieron en sus cuentas, en lo que para ellos contaba.
Mientras no los registramos como tales, esos mandatos se confunden con nuestros deseos. Vivimos creyendo que hacemos lo que  queremos, lo que sentimos que tenemos que hacer para “ser alguien” en la vida. Y de ese modo ese  pasado funciona como nuestro proyecto de futuro: eso que siempre ocurrió (familiarmente, socialmente, culturalmente), vuelve a ocurrir y a ocurrirnos.
Nos escuchamos a nosotros mismos quejándonos de nuestro destino. Efectivamente hubiésemos querido otra cosa para nosotros y para nuestros hijos; hubiésemos querido llegar a otra situación, a otro nivel de vida o de bienestar. Pero andando por el mismo camino, es decir  con iguales creencias, con iguales costumbres, con iguales hábitos…sólo es posible llegar al mismo destino. “Sólo un necio puede pensar que andando por el mismo camino se puede llegar a otro lugar” (Einstein)
Sin embargo en aquél mismo contexto en el cual nuestros padres, parientes o adultos más cercanos e influyentes, tomaron ese determinado camino, es decir optaron por esas determinadas alternativas, y tomaron esas determinadas decisiones, en aquel mismo contexto, otras personas, tal vez otros tíos, parientes lejanos o adultos:  vecinos o simplemente otros  contemporáneos a ellos,  tomaron otras alternativas, eligieron otras opciones, se organizaron de acuerdo a otras decisiones y obtuvieron otros resultados.
Cuando vemos que a partir de esas otras convicciones, de esas otras opciones, actitudes y decisiones, esas otras personas llegaron a otros resultados, a otros futuros; entonces estamos en condiciones de relativizar e incluso deslegitimar la “fatalidad” de nuestro pasado. Podemos concebir que hubiese sido posible emprender otro camino. Que ese no fue “la única opción” que nos quedaba; “lo único que se podía hacer”.
Si aceptamos que no fue “lo único” ni  “lo mejor” que nuestros antepasados directos hubiesen podido hacer, entonces ese conjunto de opciones pasadas no tienen  porqué seguir siendo  nuestro único-válido-posible pasado ni mucho menos nuestro fatal proyecto de futuro. No estamos atados a ellas. De hecho hemos podido concebir otras.
Tenemos derecho a administrar nuestros recuerdos y nuestros olvidos, elegir qué episodios consideraremos memorables, qué acontecimientos habremos de celebrar, cuáles actitudes y decisiones adoptaremos como legado, quienes serán nuestros antepasados venerables, etc. Podemos reprogramar nuestros recuerdos, reescribir nuestras historias de vida y así extraer de nuestro pasado un mejor proyecto de futuro.
El método EUSA nos ayuda a escuchar esos deseos de otros y eventualmente des sujetarnos de las conexiones  perjudiciales y nos ayuda a provocar nuevas conexiones de sentido, que den lugar a nuestros mejores proyectos.    

Puede haber simultaneidad entre los deseos y los logros

¿Cómo hiciste? ¿De dónde las sacaste? me preguntaba el arquitecto. Deseábamos conservar los pisos de pinotea y le habíamos pedido que los reparara. Su primera reacción fue advertirnos  “muy claramente” que “la pinotea ya no se fabrica, en caso de encontrar listones buenos, suelen ser muy caros.. etc.”  “Cuántos listones se necesitan”, fue nuestra respuesta. “Y…muchos…”  dijo él, mientras se iba, con gestos que podían interpretarse como “demasiados” para que puedas conseguirlos de un día para el otro. Por eso cuando al otro día los tuvo allí, no lo podía creer. Pero el caso es que, como yo no tenía la menor idea de dónde comprar esas tan raras y caras maderas, solamente podía pensar en ellas. Salí al balcón para ver si se me ocurría algo, no hice más que asomarme y ver,  en la vereda de enfrente, un container lleno de listones de pinotea.  Exactamente enfrente de nuestra casa hay una empresa que vende lavarropas industriales y otras máquinas pesadas. Justo ese día habían decidido cambiar sus pisos (de pinotea) por mosaicos, tanto para agrandar el lugar como para facilitar la entrada y salida de estas máquinas tan pesadas. “Solo tuve que recogerlas de allí enfrente”, le dije al arquitecto.
Por supuesto que no me creyó. Sin embargo, de esa misma forma aparecieron aquí las estufas que todavía utilizamos, las barras de las escaleras, varios de los primeros sillones que tuvimos, lingotes de madera, columnas de hierro forjado, ventiladores de techo…y hasta un cuadro que hemos puesto en la entrada, pintado con los exactos colores de este lugar. 
Resulta que apenas nos vinimos a vivir aquí,  llegó una amiga con otra pareja de conocidos suyos. El hombre se lamentaba de tener que demoler una casa  preciosa para poder utilizar el terreno para un edificio. Como era arquitecto le mostramos nuestra propiedad y le pedimos consejos de cómo reciclarla para el Centro Cultural que planeábamos hacer. Al día siguiente este hombre nos llamó y nos invitó a esa casa que debía demoler y nos dijo: yo quisiera que al menos algunas cosas de esta casa quedaran en algún lado, le sirvieran a alguien. Y nos pidió que tomáramos lo que nos hiciera falta. Podría contar innumerables ejemplos de cómo encontramos en nuestro barrio, mientras salimos a pasear el perro, cada cosa que estábamos deseando encontrar: puertas, ventanas, hierros, un banco de plaza para el patio, ¡ese cuadro tan precioso entre bolsas de basura! 
Nos conmovía constatar la inmediatez con la cual el Universo nos proveía de aquello que no hubiésemos podido comprar y a la vez nos preguntábamos ¿porqué no podría ser siempre así la vida de todos los días? ¿Porqué no le ocurre esto a todo el mundo todo el tiempo?. Apelamos a casos conocidos y a nuestra propia experiencia pasada.
 El primer obstáculo entre los deseos y los logros es que no sabemos registrar las oportunidades.
El segundo es que cuando nos pasan delante y se vuelve inevitable su constatación no estamos preparados para ese “éxito” para ese súbito bienestar, para esa salud que nos llena de responsabilidades adultas, etc. Solemos postergar para mañana o justificar de algún modo nuestra demora en hacernos cargo de esa felicidad, de ese ansiado beneficio. Total siempre está la posibilidad de culpar a otros por no haber aprovechado esa extraordinaria casualidad.
Un tercer obstáculo ocurre cuando se está cumpliendo el deseo y nos asaltan los mandatos, las culpas, las profecías ancestrales a las que estábamos acostumbrados. La sensación suele ser de angustia y para liberarnos de esa angustia auto boicoteamos el proyecto a punto de concretarse.
Un cuarto obstáculo consiste en creer, -luego de haber logrado todo-, que se trató de una excepción irrepetible, una  gran casualidad que no volverá a ocurrirnos nunca. En fin hacemos de todo para volver al mismo punto y poder seguir quejándonos de nuestra mala suerte.
El Método EUSA nos enseña que a menudo la casualidad es en realidad causalidad. Al menos cuando la casualidad es demasiada, -ya sea por fortuna o por desgracia-, empezamos a intuir que somos nosotros mismos quienes “casualizamos” es decir atraemos, lo mejor o lo peor, según como estemos “vibrando”.
Desde siempre se pensó que todo estaba compuesto de átomos, de hecho a-tomoi significa lo que no puede dividirse más. Pero a partir de la observación de las partículas sub atómicas la ciencia ha constatado que eso que parecía lleno, es en realidad un espacio vacío recorrido por una partícula sub atómica. Los niños hacen girar una estrellita de navidad encendida y cuando lo hacen a suficiente velocidad vemos un círculo en el aire. En realidad la retina mantiene la imagen anterior la cual se une a la siguiente dándonos esa ilusión óptica de un círculo, cuando en verdad hay solo un punto a saber, el extremo encendido de la varita. Lo mismo ocurre al mirar el universo físico: los cuerpos parecen una masa continua pero lo cierto es que hay más vacío que lleno. La última esencia de las cosas no es un todo macizo sino una vibración.
La ciencia ha afirmado tradicionalmente  que cuanto más pesado es un átomo (carbono, hierro) tiene más cantidad de electrones y protones, en algunos casos neutrones, con relación a los átomos más livianos como el hidrógeno, pero que los electrones y protones son siempre iguales, no son distintos los de cada átomo. Por fusión, es decir al chocar dos átomos, esos electrones y neutrones podrían acomodarse en diversas proporciones (sintetizadas en la tabla de Medeleiev ) dando lugar a nuevas configuraciones, es decir a nuevos átomos. Más recientemente la llamada “teoría de las cuerdas” afirma que cada átomo es de acuerdo a su vibración, es decir que a partir de los mismos elementos podría devenir un átomo de oxígeno, de hierro, etc., de acuerdo a cómo vibre. A su vez “la esencia de la vida”, -afirma Carl Sagan en su clásico libro “Cosmos”-, no son tanto los átomos y las simples moléculas que nos  constituyen como la manera de combinarse entre sí” [1] 
Sería interesante saber si es posible incidir en esa manera de combinar los elementos disponibles, modificando su configuración
Maseru Emoto creyó ver cristales de hielo más hermosos al congelar un agua tratada amorosamente, con relación a los cristales de hielo de un agua no tratada o tratada con desprecio. Pero si fuera  así de decisivo el influjo vibracional de una persona para con el agua  ¡cuánto más decisivo ha de ser el influjo de una vibración positiva o de una vibración negativa sobre nosotros mismos y sobre  nuestros semejantes!! Bastaría recordar que somos un 70 % de agua.
Otra búsqueda similar son los llamados procesos de “estructuración” del agua. Se dice que las “aguas estructuradas” podrían prevenir y curar graves enfermedades. Testigos aseguran que el alquimista turco  Ayhan Doyuk logró reestructurar algunas aguas de tal manera que al verter esas aguas estructuradas en otras aguas sucias, éstas últimas se volvían tan transparentes y puras como aquellas.
Vibrar con el universo, concordando con su lógica de reciprocidades positivas, nos permitiría  creer-crear. No es que desaparecerían el tiempo y el espacio es decir la espera y los movimientos de salir a buscar, las tareas de llevar o traer, etc., sino que todo eso no sería más que el desplegarse del deseo realizándose.
Si un sujeto lograra formular su deseo de un modo irrefutable y con un entusiasmo impostergable, ese deseo se cumpliría en ese mismo instante.
Para que ello ocurra el deseo debe ser formulado a prueba del  boicot sistemático al que será sometido: “pero mirá que entonces te pasará tal cosa, ojo que te puede salir mal, tuviste en cuenta tal otra cosa?; ¿así que te salvarás tu solo y no te importan los otros? ¿pero y quién te crees que eres para tener eso? ¿a tu edad? ¿Con la familia que tenés? ¿con la educación que te dimos?, etc etc.
Ese pasado adentro nuestro intentará reprogramarnos para que no cambiemos nuestro destino. Por otro lado estarán siempre las tentaciones de postergar el logro. A veces necesitamos ponernos un plazo para poderlo concebir como posible. No está mal siempre que tengamos claro que ese plazo lo necesitamos para creer. Si tuviéramos fe no lo necesitaríamos, podríamos decirle a una montaña que se corriera y nos dejara pasar y ello ocurriría en ese mismo momento, podríamos decirle al agua que se vuelva vino, a una enfermedad que abandone un cuerpo, a un recurso que se multiplique, etc. Y todo ello ocurriría sin mediación de tiempo ni de espacio, es decir sin movernos. Habría simultaneidad entre los deseos y los logros. Estaríamos siempre en ese exacto lugar donde nuestro mejor destino ocurre.





[1] Carl Sagan, Cosmos, 8º edición de 70.mil ejemplares, pg 127.

Cuando El Universo Se Acomoda

Hace unos meses me llamó Ana, una de las coordinadoras de la asociación vecinal del barrio “El Ceibo” en la provincia de Buenos Aires. Me invitaba a un asado (comida típica argentina) para festejar y agradecer. Aún recuerdo su misma voz casi sollozando cuando, un año y medio antes, se habían enterado que el barrio iba a desaparecer. A raíz de un mega proyecto inmobiliario el intendente municipal había autorizado la construcción de una autopista la cual literalmente les iba a pasar por encima. Ellos habían construido ese barrio, edificando sus propias casas, instalando una red cloacal. Cuando me pidieron que colaborara para organizar el barrio habíamos priorizado justamente la conexión de esa red cloacal para que entrara en funcionamiento. Nos habíamos propuesto concebir un barrio mejor y lograrlo entre todos.
Pero tras el anuncio de la autopista, todo parecía indicar que en pocos días llegarían las topadoras del gobierno y los barrerían de allí. Era un año electoral y el intendente quería anunciar su gran obra. Algunos incluso habían empezado a considerar la posibilidad de aceptar alguna indemnización o alguna otra vivienda a cambio de la propia, en otro barrio..
Tomamos todas estas dificultades externas e internas del barrio como oportunidades de  unirse más, luchar juntos,  integrar a más vecinos a la comisión y a las asambleas. Así  se pudo sostener el deseo de salvar el barrio y apenas comenzaron a hacerse los pedidos de amparo, las notas a la prensa y las primeras movilizaciones, el universo pareció acomodarse a favor de estos vecinos.
Ocurrió que muchos otros vecinos, con mayor poder adquisitivo y por lo tanto perjudicados en casas de mucho mayor valor, se enteraron del proyecto de la autopista y comenzaron a sumarse a las movilizaciones. Algunos periodistas deseosos de desprestigiar al gobierno y al intendente, multiplicaron las imágenes de las movilizaciones, de las protestas generalizadas y de las represiones de la policía, que en nada favorecían las aspiraciones reeleccionistas de los funcionarios gubernamentales. De modo que se generó un nuevo contexto que facilitaba la lucha, deslegitimaba el proyecto de la autopista, unía a los “votantes” … el universo empezó a acomodarse a favor del proyecto barrial.    
E.U.S.A. significa literalmente El Universo Se Acomoda. El nombre de este método deriva de  aquella primera sensación de que el universo se acomoda a nuestros deseos y que, cuando creemos que ese deseo que hemos formulado,  ya se está cumpliendo, todo se confabula a nuestro favor. En realidad es uno quien  sintoniza o armoniza con el Universo, vibra al unísono con él y esto, aún recordando el gran trabajo que nos dio hacerlo, ya  no es un trabajo. Al contrario es como regresar a casa y sumergirse en un baño de sales relajantes.
Mientras logren mantenerse en esa desposeída abundancia, las personas no necesitan esforzarse: todo lo que desean está a su disposición.
¿Cuál es el verdadero deseo de quien compra un ramito de flores y se lo lleva a su nariz antes que se marchiten y luego camina por la vereda del sol para beber su brillo? ¿No es acaso el deseo de respirar todo el tiempo el perfume de infinitas flores, desde que sale el sol hasta el ocaso? Cuando el universo se acomoda vivimos en ese campo donde brilla el sol sobre infinitas flores y no necesitamos cruzarnos de vereda ni comprar un ramito, sólo necesitamos respirar…Entramos al millonario banquete del Universo donde hay abundancia para todos sin necesidad de estar acumulando nada.  
Luego poco a poco vamos siendo ese aroma y ese sol, que parece no necesitar que lo iluminen porque  se alumbra con la luz que da. Y que tampoco  trabaja, apenas  sale y todos se ponen a trabajar. Y somos como el agujero de un disco, esa nada gracias a la cual el disco gira y la música se vuelve posible. Estamos siempre en ese exacto lugar donde nuestro mejor destino ocurre, porque somos ese lugar, ese destino ocurriendo.
Esto no tiene nada que ver con vivir encerrados en el oscuro capullo de nuestras seguridades, acopiando  cuanto producto exista en el mercado hasta abarrotar nuestro bunquer individualista o afiliarnos a cualquier especie de “nosotros exclusivo” ya sea en un club de amigos, en un barrio privado o en cualquier otra versión de Arcas de la Salvación para privilegiados. Recuperar este vínculo original con el Universo, en cambio,  es estar bien con uno mismo, es estar siendo con otros un nosotros inclusivo y es estar en armonía con la naturaleza según una lógica de recíprocos intercambios.
El método EUSA se propone contribuir, como herramienta útil, y no como ideología o religión, a todo proyecto personal y comunitario de cambio. Queremos que sirva para ayudar a  las personas y a los grupos  a pasar de una situación de malestar a una situación de bienestar; para transformar una realidad oprimente en un proyecto de  liberación.
A muchas personas les bastará saber que es posible o que hacerlo posible depende de ellas mismas, para lograrlo. Otras personas necesitarán un método y  EUSA puede ser uno de los tantos posibles. De hecho surgió  de la integración de otras muchísimas experiencias y propuestas teóricas anteriores[1], algunas de las cuales recogen a su vez enseñanzas antiguas y nuevas. Lo que EUSA tiene de creativo es solamente la forma de integrar esos saberes recibidos, el procesamiento de innumerables  conversaciones y reflexiones grupales, la recuperación de memorias personales y colectivas. Está a su vez en proceso de enriquecimiento constante. Por lo tanto no sólo puede  ser utilizado como complemento de otros métodos sino que también puede  ser complementado por ellos.  Que cada uno llegue como mejor pueda pero que todos lleguemos a saber que el Universo no se está achicando, se está expandiendo y que para que uno gane no es necesario que otro pierda, es necesario  que todos ganemos.



[1] Uno de los últimos cursos que hicimos antes de organizar nuestro propio recorrido fue el de la Escuela de Las llaves, con Marcelo Diaz, quien a su vez recogió las enseñanzas del fundador y director de la escuela Edipo (en Mar del Plata), quien a su vez recogió e integró saberes de culturas antiguas en los cuales halló coincidencias esenciales con los nuevos hallazgos de la neuro cuántica…